Entendamos primero que cada experiencia tiene un principio universal que la respalda. El principio de causa y efecto no es más que consecuencia de nuestros actos que, conscientes o no, generan la reacción; se desata el llamado karma.

Estas experiencias son detonadas desde nosotros, basándonos en las pocas herramientas con las que contamos en esos instantes decisivos. Ser generosos y hablarnos desde la compasión primero a nosotros mismos es importantísimo para generar un cambio.

Recordemos que para poder transformar el karma es necesario el perdón consciente, desde nuestro corazón y con cada célula de nuestro cuerpo. Solo una de las partes puede hacer que el karma sea disuelto, o sea, de dos involucrados, uno tiene que querer y necesitar perdonar; así funciona la ley. No necesitan estar presentes las partes; ese perdón se puede hacer de forma energética.

Ahora, ¿cuál es la importancia de cerrar los ciclos? Como sabes, a través de la información que hemos dado, el aura es el contenedor de todas las experiencias de vida, emociones, recuerdos conscientes o no, de dolor (abusos, pérdidas, abandonos, etc.), traumas, miedos, patrones negativos tuyos o heredados y mucho más, que se guarda en tu campo energético. Dicho en otras palabras, lo creas o no, somos la suma de todas tus experiencias que viajan de una vida a otra y, si no somos conscientes de eso, llenamos el vaso sin pensar que volveremos a repetir aquellas experiencias que no has podido superar. Así que los cierres de ciclo tienen consecuencias directas en tu vida, nada menos que la libertad de tu espíritu. ¿Difícil? Muchísimo, pero lo que te espera después de atravesar el dolor es muchísimo más importante y valioso. La palabra es… lo trasciendes convirtiéndolo en una profunda sanación; solo tienes que sacar tu coraje interior, única vibración capaz de transformar y cambiarlo todo. Ríndete.

 Con amor Depuralma