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La ciencia del trauma

¿Se puede superar un trauma?

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diciembre 13, 2024

diciembre 13, 2024

La ciencia del trauma

El trauma, en psicología, se define como una respuesta emocional intensa a eventos angustiosos o amenazantes, como accidentes, violencia o situaciones de crisis. Puede afectar gravemente el bienestar mental, manifestándose a través de síntomas como ansiedad, depresión, flashbacks y evitación de situaciones que recuerden el evento traumático. En resumen, el trauma altera nuestra percepción del mundo y afecta las relaciones interpersonales de una persona.

Desde una perspectiva holística, un trauma, independientemente de sus causas, deja profundas huellas en nuestro interior, capaces de quebrarnos y consumirnos emocionalmente. A través del lente científico, que busca comprender las experiencias humanas, así como desde un enfoque espiritual, el trauma puede interpretarse como una oportunidad de aprendizaje, que tal vez hayamos pactado antes de reencarnar. La complejidad del trauma aumenta cuando no logramos comprender nuestras experiencias, y la vida nos obliga a afrontarlas en nuestras crisis cíclicas. El conocimiento es poder; cuanto más indaguemos en nuestra historia personal, más activa se vuelve nuestra conciencia, permitiéndonos integrar esas experiencias y avanzar en nuestro desarrollo espiritual. El objetivo final es trascender el trauma.

¿Por qué nos cuesta superar un trauma?

Cuando se activa nuestro sistema de defensa, tendemos a reaccionar de la misma forma en la que lo hicimos anteriormente. Es como un bucle; nuestras reacciones se vuelven automáticas, condicionadas por la memoria que dejó el recuerdo de esa primera experiencia dolorosa. En otras palabras, nos cuesta superar el trauma porque estamos predispuestos a reaccionar del mismo modo, además de que podemos auto-boicotearnos. La mente puede dominar nuestro pensamiento con patrones repetitivos, y las emociones y sensaciones vuelven a vivirse como si fueran la primera vez, aunque ahora ocurren en el presente.

Desde una visión energética, esas experiencias traumáticas dejan un registro en nuestro campo áurico, que se refiere a la energía que rodea y permea el cuerpo humano. Este campo se considera un reflejo del estado emocional y espiritual de una persona. Si no liberamos los traumas de este campo, es posible que no podamos superarlos y nos acompañen en nuestra vida actual y en planos más allá de este. En otras palabras, a menos que enfrentemos el trauma a través de terapias efectivas y con un enfoque adecuado de un sanador, la sanación no se producirá.

¿Podemos transformar un trauma en una oportunidad de aprendizaje?

Claro que sí. Lo primero que debemos considerar es el deseo de desprendernos del trauma, es decir, la voluntad de dejar de identificarnos con ese dolor. Lo segundo es tener valentía, porque enfrentarse a un trauma implica reconocimiento y revivirlo, lo que requiere un gran coraje. Este atributo es fundamental, y en combinación con la voluntad, nos permitirá dar un giro a nuestra experiencia y lograr un cierre definitivo.

Esta perspectiva se centra en nuestras experiencias con los pacientes, sin abordar todos los tipos de consecuencias derivadas de un daño más profundo, ni pretende reemplazar la ciencia médica.

Con amor Depuralma